martes, 8 de diciembre de 2015

(la era de) Los pesos y contrapesos

No son pocos (incluyendo a aquellos con quien tengo el honor de compartir este espacio de opinión) quienes han escrito sobre el hecho de que el resultado de las elecciones parlamentarias ha tomado por sorpresa a gran parte de no solo de todos los venezolanos, sino a todo aquél interesado en la situación del país en cualquier enfoque, simpatizante de cualquiera de los dos bandos. Una victoria o derrota, dependiendo desde la orilla de donde se mire, sin precedentes y presta a un abanico considerable de interpretaciones de las que urge no solo tomar en cuenta, sino actuar en base a las mismas.

Personalmente, y como a muchos, estos resultados me tomaron con mucha sorpresa. Sosteniendo conversaciones con personas con las que comparto opinión política e incluso con las que no, llegábamos a la conclusión de que sería una batalla reñida, llegando a la inocente conclusión de que si comparamos la cuantía en votos (y a causa de la guachafita de la delimitación de circuitos) resultaría en un "empate técnico" en cuanto al color de los curules, incluso otorgando el beneficio de la duda al color del bando ganador. Creo que solo aquellos radicales de la oposición eran quienes parecían dispuestos a apostarse cualquier cosa a que la pela era irreversible, y aunque las condiciones podrían prestarse, muchos cautos entregamos demasiada importancia a esa paja de la lealtad a la figura de Chávez, tema del que quizá escriba por acá algún día...

Quedaba en la victoria/derrota, según sea el caso, aplastante, que otorga a la oposición un margen de maniobra con el que ni siquiera en sus wildest dreams hubiesen logrado vislumbrar. Poco mérito a su trabajo de calle, discurso o logros en sus espacios de participación: cada cagada del gobierno les acercaba más. Tan escandaloso es, que cada medida errada del gobierno (por lo menos en el ámbito económico que por lejos es el fracaso más notorio) sumaba al menos cinco diputados opositores para la nueva asamblea. El hecho de que sea una victoria tan inesperada, les sugiere que deben ser cautos con ella. Tienen la herramienta para conseguir el mérito o por lo menos hacer el pote de humo de que pueden trabajar más que el gobierno y por consiguiente, terminar de darle la patada en el culo al gobierno, que quizá este domingo haya tocado fondo (aunque sospecho que aún puede ser peor).

Es alarmante para el gobierno que aún sin discurso, plan o razón, hayan recibido esta barrida. ¿Significa que teniendo uno (sea este, una máscara populista tal y como la infame propuesta formulada por Capriles delante de un poco de artistas opositores durante las elecciones de abril de 2013 de nacionalizar a los médicos cubanos) les hubiesen borrado de la faz de la tierra? Si bien es cierto que la carencia de propuestas responde a que esconden intereses neoliberales, es en lo material y me atrevería a decir que estrictamente en lo material, que podrá percibirse de qué trataba el cambio, básicamente porque el día de ayer quedó más que demostrado que quizá el cerebro si, pero el estómago no cree en banderas.

Inicia la era de los pesos y contrapesos. Considero fuera de lugar decir que esto era lo que le hacía falta a Venezuela, difiero totalmente de los comeflores que creen firmemente que la alternabilidad en el poder es necesaria para el avance. Quizá resulte chévere en un país donde el "problema" social más arrecho consiste en que a la gente no le guste la idea de aumentar la duración de las vacaciones anuales. Mientras el problema sea moral, esta alternabilidad nos va a hacer ponernos la franela del color de la gente que nos dé el pescado más grande y nos obligue a ser sus clientes, mientras lo que necesitamos es entender que podemos no solo pescar nosotros mismos, sino mantener nuestra comunidad por nosotros mismos viviendo de la pesca y sin necesidad de que alguien patente la pesca y nos obligue a trabajar para ese alguien.

El gobierno, tras esta derrota, tiene dos opciones. O 1) busca trabajar con el nuevo margen de maniobra limitado que tiene, o simplemente continúa haciendo lo que ha hecho todo este tiempo, 2) busca imponerse y desconoce la envestidura de la nueva AN. 

1)no todo es malas noticias, la nueva era de los pesos y contrapesos en teoría es una competencia directa que implica que ambos bandos poderes deben trabajar y presentar resultados para mostrar sus mejores prestaciones. Los de allá para demostrar que el revocatorio es necesario porque el cambio se antoja una solución factible y fiable para la resolución de la crisis económica, sin importar que esto implique perseguir intereses diferentes a los de los gastos sociales o no (easy mode), y los de aquí, para demostrarle a la gente de que pueden rectificar, corregir los errores, reflexionar, y dar la talla ante una Asamblea que sin duda va a buscar la mínima falla del ejecutivo (hard mode)

2)posiblemente lo que suceda. Justificarán la guerra entre los poderes con la lealtad a Chávez y que con "pelucones" no se negocia, que va a terminar con la pérdida de los demás poderes, que potencialmente están a disposición del legislativo, terminar acorralados y finalmente el gobierno acabará ahogándose en su propio peso.

Como comentario final, este resultado quizá responde a la ironía de la justicia poética. Si aún tenemos la suerte de conservar el canal de la Asamblea, apostaría lo que fuera a que vamos a ver en vivo al presidente de la nueva Asamblea Nacional, apagándole el micrófono a Diosdado Cabello, y a este, muerto de la arrechera, con la piedra entre los dientes. A muchos nos dio gracia cuando nuestro Dios del trolleo de la política contemporánea usaba el nombre de Chávez para pasarle el güevo por la cara a la oposición, quizá jurando que el poder le iba a durar para siempre, sin rendir cuentas indiferentemente de los problemas tanto coyunturales como estructurales que tarde o temprano terminarían acabando (de verdad espero que no) con la revolución Bolivariana, delante del reto que quizá es el más importante, que es el de sobrevivir a la era de los pesos y contrapesos.

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